Ella

Ahí estaba ella, sentada frente a mi, aunque realmente yo no estaba frente a ella.

Su voz era suave y dulce música en mis oídos, su cabello era chocolate de esos que se exhiben solamente, y sus ojos, ¡Qué ojos! negros como la noche misma en que la vi.

Su piel era blanca como las nubes y su sonrisa se escondía tímidamente bajo esos labios rosados dejando entrever dos perlas preciosas.

No se quién es o era, aunque la verdad no me interesa, me basta con haberme deleitado con su existencia una ves en la vida, me basta con saber que existe y lo hermosa que es...

O quizás sólo fue un espejismo.

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