Der Kastanienbaum: VI

Ich bin es gewohnt


Al verla quedé impactado, no creí que se interesara igual por el idioma... aunque también pensé que solo estaba ahí para conocer gente y matar tiempo... podría ser solo una persona.

Pasé esas dos horas viéndola escuchando solamente la clase, y no sólo porque era hermosa, sino porque no entendía mucho de lo que hablaban, era el más atrasado.

No me atrevía a hablarle, era tan radiante, tan hermosa, tan... tan irreal.

Tanto que inconscientemente anoté todo lo que ella decía, incluso algunas cosas que hablaban de la clase. 

Pero en fin, logré ponerme al corriente con la clase.

Nunca me fue difícil, pero nunca lo hacía... hasta ese momento.

Terminó la clase y la maestra pasó lista.

Quedé anonadado al escuchar su nombre... Sharon Ginebra Hernández Cruz, uno de sus nombres que yo había contemplado.

El otro nombre me suena familiar... pero no recuerdo bien.

Terminó la clase, hablé con la maestra para sacar copia de los libros y me fui.

Pasé el día pensando en si nuestros apellidos combinaban, algo estúpido de mi parte, pero aun así lo hice: Aussen Hernández.

No quedaban muy bien, un apellido alemán con uno muy latino.

Sí, mis padres eran alemanes, pero yo nací acá y nunca aprendí el idioma de mis padres, por eso quería retomarlo.

Llegué a mi casa e hice mi tarea. La tarde fue eterna, así que la terminé rápido.

No hubo nadie en mi casa, sólo era yo y el gran espacio vacío que se originaba en un hogar tan grande.

Me sentí solo... pero estoy acostumbrado.

Pasó el día, chateé un gran rato en Facebook, y mi mente tomó un rumbo que no imaginé en ese tiempo... Jazz.

De repente no me pude sacar de la cabeza su sonrisa, su cabello, sus ojos, su voz... así que decidí llamarla. 

Claro, hubo una voz que me detuvo... era Elsa... El saldo de tu amigo se ha terminado, le recomendamos hacer una recarga.

Me sentí idiota, nunca le pongo saldo a mi celular, debería hacerlo... pero no lo hice, la llamé desde el teléfono de mi casa.

Me sentí absurdo. Pero en fin, le hablé y escuché su voz, me sentí feliz, pero cuando ella me preguntó para que la llamaba me quedé helado, no sabía que responder. Entonces fue cuando tomé el valor de decirle "quería escuchar tu voz, porque... me gustas"; a lo que ella me dijo "esto es un poco incómodo" y colgó.

Al menos mi noche se hizo interesante, me puse a pensar tantas cosas, incluso imaginé como todo me llevaba lentamente hasta mi propia muerte, algo que sueño pensar con frecuencia; siempre después de que siento que mi corazón está a punto de romperse... o cuando algo interesante está a punto de ocurrir; pero no creo que sea lo segundo... porque me sentí rechazado.

Pero... estoy acostumbrado.

Me sentí abatido, destrozado, sólo (incluso más)... pero... estoy acostumbrado...

Llamé a un amigo a que me ayudara, pero sólo llevo un poco de licor.

Él es un amigo de acá que vivió un tiempo en Inglaterra, así que sólo me hablaba en ingles.

Pero no era inconveniente, nos entendíamos bien, aunque creo que no nos entendimos bien cuando él me dijo "Do you like Ginny?", yo creí que él hablaba de Ginebra, la chica de mis fantasías... pero él hablaba del licor (él le habla a los licores con cariño).

Sacó una botella grande, él me sirvió un vaso mientras él ya se tomaba el segundo; él siempre tuvo un metabolismo activo, por eso podía disfrutar libremente del alcohol... bueno... no tan libremente.

Lo último que recuerdo fue que él me preguntó "Do you like Jazz?", a lo que respondí "Yes, I love her" y lo vi un poco confundido... creo que hablaba de la música.

Desperté en mi cama semi-desnudo con mi amigo al lado, me dolía la cadera, así que dudé seguir virgen.

Lo desperté y lo eché de mi casa, lo último que él me dijo fue "Now, I understand all... your heart will break", a lo que yo contesté "Verpiss dich!".

Es la última vez que me emborracho, y menos con él.

Comentarios