Del odio al amor sólo hay un beso.
¿Qué te traes?, mirándome provocativamente, sonriéndome con ternura y saludándome con efusivo afecto.
¿Qué buscas aquí?, donde todo está devastado por la soledad, donde hay entrada, mas no salida.
¿Por qué me sigues?, si voy por parajes peligrosos sin ningún rumbo fijo.
¿Por qué estás aquí?, si sabes que yo no estoy aquí y que, si lo estoy, pronto me iré.
Entonces te veo, me ves... nos vemos. ¡El mundo explota un segundo para seguir su curso normal después del mismo!. Una mirada fugaz que deja a su paso un rastro de cenizas que arden. Una mirada que se escapa a los ojos de los que no ven y es borrosa para los que saben observar.
Entonces te hablo, me hablas... nos hablamos. ¡El mundo se detiene!, ¡Se congela!. No importa si ibas o venías porque ahora ya no vas ni vienes, sino que estás donde estoy en un instante que dura el infinito.
Porque ahora estoy y no me iré.
Porque ahora voy por parajes lujosos con un rumbo fijo.
Porque ahora crece la hierba sobre las cenizas que dejó la mirada.
Porque ahora que has entrado, no querrás salir.
Porque ya no hay fríos inviernos, sino suaves camas de algodón. Y el sol en el verano ya no lastima como lo hacía con anterioridad, porque la luz de nuestros sueños es más brillante. Y no hay ya ruidos que hieran nuestros sentidos, porque el sonido de nuestros corazones al unísono es más fuerte que cualquier tormenta.
Porque haces que me ponga celoso por cualquier estúpido del que me hablas, incluso cuando ese estúpido soy yo. Yo yo te hago rabiar de celos por cualquier tonta de la que te hablo, incluso cuando esa tonta eres tú.
Ahora yo soy tú y tú eres yo y nosotros somos el infinito brillando en la eternidad. ¡Enciendan una estrella más en el firmamento!, que hoy cupido ha disparado otra flecha con intención de dar en el blanco.
¿Qué buscas aquí?, donde todo está devastado por la soledad, donde hay entrada, mas no salida.
¿Por qué me sigues?, si voy por parajes peligrosos sin ningún rumbo fijo.
¿Por qué estás aquí?, si sabes que yo no estoy aquí y que, si lo estoy, pronto me iré.
Entonces te veo, me ves... nos vemos. ¡El mundo explota un segundo para seguir su curso normal después del mismo!. Una mirada fugaz que deja a su paso un rastro de cenizas que arden. Una mirada que se escapa a los ojos de los que no ven y es borrosa para los que saben observar.
Entonces te hablo, me hablas... nos hablamos. ¡El mundo se detiene!, ¡Se congela!. No importa si ibas o venías porque ahora ya no vas ni vienes, sino que estás donde estoy en un instante que dura el infinito.
Porque ahora estoy y no me iré.
Porque ahora voy por parajes lujosos con un rumbo fijo.
Porque ahora crece la hierba sobre las cenizas que dejó la mirada.
Porque ahora que has entrado, no querrás salir.
Porque ya no hay fríos inviernos, sino suaves camas de algodón. Y el sol en el verano ya no lastima como lo hacía con anterioridad, porque la luz de nuestros sueños es más brillante. Y no hay ya ruidos que hieran nuestros sentidos, porque el sonido de nuestros corazones al unísono es más fuerte que cualquier tormenta.
Porque haces que me ponga celoso por cualquier estúpido del que me hablas, incluso cuando ese estúpido soy yo. Yo yo te hago rabiar de celos por cualquier tonta de la que te hablo, incluso cuando esa tonta eres tú.
Ahora yo soy tú y tú eres yo y nosotros somos el infinito brillando en la eternidad. ¡Enciendan una estrella más en el firmamento!, que hoy cupido ha disparado otra flecha con intención de dar en el blanco.
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