Der Kastanienbaum: II

Das Kastanienhaar


Ese día desperté irritado.

Es lógico estarlo después de desvelarse haciendo trabajo de la escuela y despertarse a las 5:30 de la mañana.

Aún se veía la luna y el oscuro color de la noche.

El camino a la escuela es bastante pedante, obviamente porque eran las 5:30 de la mañana; todo hubiese sido distinto si hubiera decidido estudiar otra carrera en vez de música.

El camino es largo, pero lo demás estaba bien, llegué a la escuela y me encontré con las personas que me hacen sentir vivo: Jazmín, Nadya, José y Helena.

Jazmín es una persona pequeña, literalmente, pero con un espíritu enorme; tiene ojos color castaño al igual que su cabello y una piel clara con pecas; es una friki completamente.

Nadya es similar a Jazmín, solo que su cabello es negro y su piel es morena, y la clara diferencia de estaturas; ella y Jazmín son amigas inseparables. Ambas usan lentes.

José es una persona que gusta de ayudar a los demás, tal vez no tenga mucho, pero lo poco que tiene lo da para ayudar; no tiene vista muy buena, sus ojos son oscuros y su cabello es negro.

Helena, es una figura bastante enigmática, es el tipo de mujer que puede ser tu amiga y a la vez tu psicóloga, así como tu enemiga y tu destrucción; es una persona no muy alta ni muy pequeña, siempre elegante, con lentes y una mirada poco tallada.

Ellas son las personas que veo diario, las personas que soportan mis traumas y mis historias, y que aun así, siguen siendo mis amigos. Personas así sólo se encuentran en una escuela.

Cómo es lunes, tuve clase de álgebra, tal vez se pregunten por qué a mis 22 años estudiaba álgebra, pues verán, nunca fui una mente muy brillante y por lo tanto me vi obligado a cursar el bachillerato abierto.

Pero en fin, llegó el profesor de álgebra y empezó con su clase.

Siempre me pareció una clase muy fácil, así que me puse a admirar la belleza de Jazmín, desde el día que la vi me gustó; y como se que nada podría ser, me convertí en su amigo.

Nunca me hubiese imaginado. Pasó el tiempo y el profesor se fue y yo fui a buscar algo de comer.

Fue este el mágico momento en que salí y busqué una señal de la vida que me dijera “escribe algo sobre esto”. Pero por más que volteé a los lados, no encontré ni una luz en los ojos de las mujeres.

Regresé a mi aula con una doble decepción, la primera de no encontrar nada y la segunda...

La clase de historia empezaba, la clase que siempre odié; y no la odiaba sólo porque no me gustaba la materia, sino también que la maestra odiaba mi letra, no es que tuviese la mejor letra, pero tampoco era la peor, al menos se entendía lo que escribo.

Después de una eterna hora de tortura se fue la maestra y tocaba una materia menos aburrida, informática. 

En lo que llegaba la maestra, miré al rededor para buscar a Jazmín, ya que no es fácil verla con esa estatura, aunque lo que vi fue mejor que lo que esperaba ver.

Vi un cabello castaño.

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