Der Kastanienbaum: IV

Dein tiefer Blick


Sieh meine Augen und sag mir...liebst du mich? Du kannst sagen, dass ich dumm bin... aber ich mache es, weil ich bei dir sein will.

Sonó el despertador a las 5:00 de la mañana como casi todos los días.

La luna se seguía viendo y la noche seguía adornando la calle, pero ese día hubo algo nuevo en el paraje: La duda de aquella mujer de el otro día a la que me he referido en mis pensamientos como Ginebra.

El camino a la escuela siguió siendo tormentoso y aburrido por excelencia, sólo que ahora se volvió corto, ya que mis pensamientos vagaban por sobre el tiempo.

Creo que estaba enamorado, nunca lo había estado desde aquella noche del 2005.

Llegué por fin a la escuela y le pregunté a José si había visto a Jazmín, y él me dijo que aún no había llegado.

Caminé a mi lugar para sentarme y escribir algo sobre Ginebra.

Siempre me ha gustado la poesía, ya sea en español como en inglés o alemán.

Ese día aluciné pensando que Ginebra me conocía y escribí algo parecido a los siguiente:

In meinen Träumen sind deine Augen...
In meinen Träumen ist deine Haut...
In meinen Träumen sind deine Haare...
In meinen Träumen ist deine Stimme...
In meinen Träumen bist du...
In meinen Träumen ist dein Lächeln...
Ich kann dich nicht sehen...
Und du kannst meine Augen sehen...
Aber ich kann nicht sagen, ich dich liebe...

“A veces creo que me estoy enamorando de verdad” decía a veces porque quien de verdad me gustaba es la pequeña Jazmín.

Ella tiene unos ojos hermoso, chispeantes; y un cabello castaño que deslumbra con la luz del sol como si tuviera fulgor propio.

Es una verdadera belleza.

A veces me gustaría saber que piensa sobre mi, si soy interesante, si soy estúpido, si soy atractivo... si le gusto.

La mayoría de las veces ese pensamiento se veía opacado porque sabía que ella no cree en el amor, o al menos no como yo.

Hace algún tiempo, ella me contó que fue lastimada cruelmente en su primera relación amorosa, así que no la culpo mucho de no creer en el noviazgo, pero a veces me gustaría saber si podría cambiar su idea del amor por mi, a veces me gustaría tomar su mano entre la mía y que ella no quiera soltarla... pero se que ella no piensa lo mismo.

Llegó y se sentó como siempre atrás de mi junto a Nadya, y en diagonal a José.

Somos buenos amigos, el libro de Álgebra de Baldor nos unió por los siglos de los siglos.

Pero no tocaba álgebra a la primera clase, tocaba español, mi clase favorita, sólo porque la maestra me sube puntos de calificación si escribo poesía.

Seguido me decía que escribía muy bonito, aunque yo pienso que aún me faltaba bastante.

Generalmente la maestra nos pedía textos con cierto número de palabras -lo cual se me hace difícil, ya que yo escribo textos como la pluma me manda-, y el último que escribí se llama “Corazón Loco”.

Ese título me recordó una historia que me gusta mucho, ya que me sentí identificado en su momento, La mecánica del corazón, escrita por Mathias Malzieu; se podría decir que es mi libro favorito.

Pero en fin, terminó la clase y busqué mi obsesión de la semana, Ginebra.

Todo parecía ir bien hasta que no la vi.

Miré en todas direcciones y no encontré señal de su vida. Mañana será otro día y quizá la vea.

Ahora tocaba la clase de biología, aburre un poco esa clase, pero sirve para relajarse y pensar en muchas cosas... como Ginebra.

Terminó la clase y fui a buscar de nuevo a Ginebra, sabiendo que no la vería.

Por eso fui a ver a una maestra para ver si había clase de portugués, porque es un idioma que me gusta, pero no había, en cambio había clase de alemán, no es mi idioma favorito pero también me gusta.

Pregunté cuando empezaban las clases, eran lo miércoles de 13 a 15 horas; me intrigué y emocioné a la vez, por un lado, era demasiado pronto -ese día era martes- y por otro lado, quedaba exactamente con mis horarios.

Era una oportunidad perfecta.

En fin, regresé a mi salón extasiado por el idioma, me encontré con Jazmín y le conté.

Su expresión fue bastante curiosa, parece que no le gustaba el idioma y por eso resultó , indiferente ante la situación; traté de convencerla pero fue en vano, ella está un tanto obsesionada con Japón; aunque no le quita en nada su belleza.

Es un encanto de persona y por eso no seguí tratando de convencerla, es una persona muy linda, encaja en el tipo de persona que me gusta: Ojos y cabello castaño, piel clara, estatura menor a la mía, una voz dulce y pegajosa, una risa radiante, una personalidad contagiosa, y una piel suave.

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