Sonata para flauta
Y estoy aquí, de nuevo sentado escribiendo las mismas líneas que sé que nunca leerás, imaginando con nostalgia tu sonrisa, esa sonrisa que nunca me darás, esa sonrisa con la que me decías que el mundo era bueno y grande, inmenso, como nuestro eterno cariño.
Estoy aquí, intentando llamarte de todas las maneras, sin embargo nada funciona para llamar tu atención: intenté hacer señales de humo, pero mi amada lluvia me dijo que tus ojos no miraban hacia mi; intenté dedicarte un concierto, pero el cantante me dijo que tus oídos no le escucharían a él; intenté pintarte un cielo azul, pero las nubes me dijeron que a ti no te gustaba el cielo de día.
Y mientras más pienso en ti, mientras más fuerte te recuerdo, mientras más mis letras a gritos te llaman, más me alejo de ti. ¡Vuelo alto y más alto! me vuelvo una nube de ilusiones rotas y fantasías marchitas y entonces, es entonces cuando no puedo más tu triste ausencia soportar, lluevo sin control.
Te lluevo como el cielo, te lluevo un mar, o quizás dos, ¿Lo ves?
Estoy aquí, esperando que vires tu mirar y veas mis señales de humo, esperando que voltees hacia arriba y divises el cielo azul que te dibuje que, aunque no sea tu favorito, hice con tanto esmero.
Estoy aquí, esperando que me veas de nuevo con los ojos con los que algún día me miraste, con esa mirada con la que me decías que el mundo era bueno y grande, inmenso, como nuestro eterno cariño.
Estoy aquí, esperándote.
Comentarios
Publicar un comentario