Ausencia

Hoy el cielo tiene las lágrimas de tu despedida, de tu despedida y las que le siguieron.

Hoy tu ausencia oscurece las tristes melodías de nuestros viejos valses.

Hoy tu ausencia me recuerda lo que fui, soy y seré; lo que fuimos, somos y seremos... hoy tu ausencia me recuerda que ya no estoy contigo.

Hoy quiero dormir sin llorar sangre, sangre que solíamos beber hasta la ebriedad.

Hoy quiero dormir tranquilo y sin miedo. ¿Miedo de qué? De no volver a verte.

Hoy tu ausencia explota ruidosamente con el estruendo de mil silencios apilados seis pies bajo la tierra.

Hoy el cielo me canta esas viejas melodías del pasado, esas melodías de un ayer cuyo recuerdo forma una tenue sombra que rebota sin control sobre mi memoria.

Hoy tus ojos aparecen en el cielo y me miran con esa ternura inocente que ya perdiste, que yo te robé.

Hoy tus labios me hablan desde el cielo con esa tímida y sonriente voz que me embelesa hasta el paroxismo.

Hoy tu cabello me envuelve de nuevo con ese perfume que sólo tú tienes.

Hoy te vuelves el recuerdo de una memoria, un recuerdo que hace una bella sombra, sombra que con besarla una sola vez me bastaría hasta la eternidad.

Hoy el sol no quiere brillar... así como yo.