La pluie: 9
Tú desayuno no es el mejor que hallas probado, pero es mejor que el del ejército: Vegetales que nunca habías visto combinado con trozos de carne de colores exóticos y un extraño caldo espeso.
-Se llama ojútep, es una de las comidas más preparadas en la zona- te dijo Gabrielle al ver tu cara de no aprobación.
-Los vegetales que tiene son hojas y tallos de hiedra roja y verde cocidas en agua casta con un poco de "canela salada"- dijo cuando la interrumpiste -¡¿Hiedra?! ¡¿canela salada?! ¡¿Segura que esto se puede comer?!- a lo que ella indignada te contestó -Si fuera veneno, ¿Crees que te lo daría? ¡por algo se cuecen con agua casta y canela salada!-.
Le pediste una disculpa, pero aclaraste que las cosas en ese mundo te parecían hostiles y por eso desconfiabas de todo, a lo que ella, aún un enojada, contestó que aún tenías mucho que aprender de Kazerlöwe.
Terminando de desayunar te pidió ayuda a limpiar los trastos. Pensaste que sería cualquier cosa hasta que descubriste que Gabrielle no era la persona más ordenada del lugar.
Después de un muy largo rato limpiando la montaña de cuencos y vasos te llamó Gabrielle afuera.
Lo que encontraste fue tan maravilloso como aterrador. Era un gigantesco jardín lleno de palos y plantas a nivel del suelo, y para rematar, un estanque lleno de flores en el medio del todo.
-Corta las hiedras y guárdalas en esta cesta- te dio una cesta de mimbre tosco -pero no las cortes a ras del suelo, tiene que sobrar una vara hasta donde cortes- y una vara de madera que resulta muy pesada -las hierbas que ves en el suelo las tienes que quitar de raíz, dejando tres de cada una por grupo, esas debes ponerlas en esta bolsa- y una bolsa de piel un poco pequeña, pero lo suficiente grande para hacer bulto -Los lirios puedes quitarlos todos, ya que crecen siempre por sí solos, esos déjalos sobre las hiedras en una cama de las hojas de lirio. ¿Alguna duda?-
Era increíble como una chica tan tierna y, al parecer, enamorada podía dar tantas ordenes.
-Sólo una. ¿Qué harás tú?- le preguntaste con atrevimiento.
Ella te arrojó una sonrisa y te dijo con desdén -El trabajar con flores no es cosa de niños. Quizás algún día puedas aprender a acercarte a una rosa sin lastimarte- y se alejó con unos guantes, una máscara y unas tijeras brillantes.
Parecía todo tan fácil hasta que intentaste cortar la hiedra. Era como cortar cordones de paracaidista con las manos, así que tomaste mano de las tijeras que te había proporcionado Gabrielle y cortaste la hiedra tomando como medida la vara que te dio, pero tu sorpresa fue tal que cuando apartaste las tijeras, la hiedra se reunió. Tuviste que cortar poco a poco la hiedra desde la punta hasta la medida. Algo verdaderamente desesperante.
Había pasado gran parte del día y apenas habías terminado las hiedras cuando Gabrielle regresó campante con una canasta llena de flores trabajadas y otra cesta llena de pequeños frutos y semillas.
-En Kazerlöwe las cosas no se hacen fácil, pero una vez que terminas lo más complicado, lo demás es más sencillo- dijo ella mientras tomó las hierbas sólo usando las manos.
-Las hiedras alimentan el suelo haciendo que sea más complicado recoger las hierbas. Así es en la sociedad, si dañas al poder de la monarquía, su pueblo se vuelve débil a las nuevas ideas-
Ella se sentó a un lado de ti y mientras te ayudaba y te explicaba lo que era cada hierba, te enseñaba que el anillo que portabas era la reliquia de Sarofxalnogru, que ella tenía la de Oelesmarau y Sapalrrotsirg, y que esas reliquias le daban el poder a las entidades.
Te reveló también que el espejo en su cuarto tenía un espejo gemelo en la tienda de una nigromante ilegal, amiga de su madre, y que le dijo que el amor de su vida sería él, quien además podría llegar a derrocar a su padre.
Te reveló que su padre en su soledad le pidió a DEDI una compañera como él, y así fue como DEDI creó a su mamá, una bruja, y a otra que se quedó en el pueblo para mantener el equilibrio natural.
Te reveló tantas cosas que simplemente te parecían ilógicas. Te reveló tantas cosas que tu cerebro no pudo con eso y el trabajo físico. Entonces te desmayaste con el ultimo rayo de sol.
Kazerlöwe. ¡Valla tierra más extraña!
-Se llama ojútep, es una de las comidas más preparadas en la zona- te dijo Gabrielle al ver tu cara de no aprobación.
-Los vegetales que tiene son hojas y tallos de hiedra roja y verde cocidas en agua casta con un poco de "canela salada"- dijo cuando la interrumpiste -¡¿Hiedra?! ¡¿canela salada?! ¡¿Segura que esto se puede comer?!- a lo que ella indignada te contestó -Si fuera veneno, ¿Crees que te lo daría? ¡por algo se cuecen con agua casta y canela salada!-.
Le pediste una disculpa, pero aclaraste que las cosas en ese mundo te parecían hostiles y por eso desconfiabas de todo, a lo que ella, aún un enojada, contestó que aún tenías mucho que aprender de Kazerlöwe.
Terminando de desayunar te pidió ayuda a limpiar los trastos. Pensaste que sería cualquier cosa hasta que descubriste que Gabrielle no era la persona más ordenada del lugar.
Después de un muy largo rato limpiando la montaña de cuencos y vasos te llamó Gabrielle afuera.
Lo que encontraste fue tan maravilloso como aterrador. Era un gigantesco jardín lleno de palos y plantas a nivel del suelo, y para rematar, un estanque lleno de flores en el medio del todo.
-Corta las hiedras y guárdalas en esta cesta- te dio una cesta de mimbre tosco -pero no las cortes a ras del suelo, tiene que sobrar una vara hasta donde cortes- y una vara de madera que resulta muy pesada -las hierbas que ves en el suelo las tienes que quitar de raíz, dejando tres de cada una por grupo, esas debes ponerlas en esta bolsa- y una bolsa de piel un poco pequeña, pero lo suficiente grande para hacer bulto -Los lirios puedes quitarlos todos, ya que crecen siempre por sí solos, esos déjalos sobre las hiedras en una cama de las hojas de lirio. ¿Alguna duda?-
Era increíble como una chica tan tierna y, al parecer, enamorada podía dar tantas ordenes.
-Sólo una. ¿Qué harás tú?- le preguntaste con atrevimiento.
Ella te arrojó una sonrisa y te dijo con desdén -El trabajar con flores no es cosa de niños. Quizás algún día puedas aprender a acercarte a una rosa sin lastimarte- y se alejó con unos guantes, una máscara y unas tijeras brillantes.
Parecía todo tan fácil hasta que intentaste cortar la hiedra. Era como cortar cordones de paracaidista con las manos, así que tomaste mano de las tijeras que te había proporcionado Gabrielle y cortaste la hiedra tomando como medida la vara que te dio, pero tu sorpresa fue tal que cuando apartaste las tijeras, la hiedra se reunió. Tuviste que cortar poco a poco la hiedra desde la punta hasta la medida. Algo verdaderamente desesperante.
Había pasado gran parte del día y apenas habías terminado las hiedras cuando Gabrielle regresó campante con una canasta llena de flores trabajadas y otra cesta llena de pequeños frutos y semillas.
-En Kazerlöwe las cosas no se hacen fácil, pero una vez que terminas lo más complicado, lo demás es más sencillo- dijo ella mientras tomó las hierbas sólo usando las manos.
-Las hiedras alimentan el suelo haciendo que sea más complicado recoger las hierbas. Así es en la sociedad, si dañas al poder de la monarquía, su pueblo se vuelve débil a las nuevas ideas-
Ella se sentó a un lado de ti y mientras te ayudaba y te explicaba lo que era cada hierba, te enseñaba que el anillo que portabas era la reliquia de Sarofxalnogru, que ella tenía la de Oelesmarau y Sapalrrotsirg, y que esas reliquias le daban el poder a las entidades.
Te reveló también que el espejo en su cuarto tenía un espejo gemelo en la tienda de una nigromante ilegal, amiga de su madre, y que le dijo que el amor de su vida sería él, quien además podría llegar a derrocar a su padre.
Te reveló que su padre en su soledad le pidió a DEDI una compañera como él, y así fue como DEDI creó a su mamá, una bruja, y a otra que se quedó en el pueblo para mantener el equilibrio natural.
Te reveló tantas cosas que simplemente te parecían ilógicas. Te reveló tantas cosas que tu cerebro no pudo con eso y el trabajo físico. Entonces te desmayaste con el ultimo rayo de sol.
Kazerlöwe. ¡Valla tierra más extraña!
El escudo de Kazerlöwe con sus principios: Creer, Obedecer, Fraternar, Educar, Crecer. |
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