Credo

Creo en ese azul que me es tan inalcanzable como tus tiernos labios de virgen santa...

Creo en ese amargo y dulce café que inunda la casa, y sabes bien que no es el café de los portales, sino el café de tus ojos de niña...

Creo en ese color extraño entre castaño, dorado y cobrizo que rodea tu aura y me invita a darte en abrazo que me sumerja en tu cabello y me ahogue en tu perfume...

Creo en el destino que me dio la chingada suerte del infortunio, de tu fría ignorancia y tu dura indiferencia...

Sin embargo no puedo creer en un dios que vea lo que veo y se quedo quieto, inmóvil, sin hacer nada para acercarme un piquito a ti...

Y tampoco puedo ya creer en mí mismo, que te juró y perjuró no volver a molestarte y dejarte alejarte de mí...

Si te digo que te volveré a conquistar con todas las fuerzas que el alma me de, ¿Creerías tú en mí?

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