Ya te he visto.
Te conozco.
Vives en mi voz cuando te leo en un poema.
Vives en mis manos cuando te toco en una melodía.
Te balanceas llena de gracia en un hilo de mi imaginación.
Duermes tranquilamente en un rinconcito de mi corazón.

Y aunque sé que ya ha pasado más de una eternidad desde aquel día de tu partida, no puedo evitar recordar aquellos tiempos en que eramos lo que no somos más.
Y aunque sé que el nosotros ya no es de nosotros, no puedo evitar guardar tu lugar un lugar junto a mi donde se sienta el fantasma de tu recuerdo.
Y aunque tú estás tan allá y yo estoy tan acá, aún preparo un café de más y tomo el viento como si fuera la mano que se supone que debiera estar conmigo.
Y aunque ya te he visto demasiado, te he sentido demasiado y te he vivido demasiado... no te encuentro.

Comentarios