Primera vez
Ellos se amaban. No era un secreto ni había problema alguno. Ellos se amaban.
Ella tenía un nombre, así como él. Pero en sus imaginaciones, ellos sólo eran ÉL y ELLA.
A menudo ÉL y ELLA salían a divertirse mientras él y ella se extrañaban en el silencio de la fría distancia.
A menudo ÉL y ELLA hacía diminutas travesías inmensas; una vez incluso tuvieron una elegante cena en Venecia, a un lado de la catedral de Colonia.
A menudo hacían grandes banquetes donde los padres de ÉL y de ELLA platicaban tranquilamente de fútbol mientras ELLOS se besaban bajo la mesa.
ELLOS eran todo lo que ellos querían ser.
Un día ellos estaban platicando cuando de pronto ELLOS sólo quedaron de verse en casa de ELLA.
En vez de ir a cualquier mágico lugar, casarse por quinta vez, ELLOS decidieron sólo quedarse en casa a charlar.
De pronto pasó: ÉL tomo el rostro de ELLA y la besó en los labios, a lo que ELLA correspondió.
La mano de ÉL pasó a la cintura de ELLA, cuyos labios se abrieron más. Entonces ellos se sonrojaron.
ELLOS no se detuvieron a esperar que ellos teclearan más palabras, SUS labios estaban en guerra.
Una pequeña mordida, un beso en el cuello, quizás un poco más abajo no está mal.
Sorpresivamente ÉL le quitó a ELLA su suave blusa color turquesa, y ELLA le quitó a ÉL su camisa negra de botones blancos. En sus casas, ellos estaban rojos y sus corazones, casi sincronizados, latían como un vals de Chopin.
Las manos de ÉL se posaron suavemente en los pechos de ELLA mientras SUS lenguas bailaban un tango de Piazzolla. ÉL separó su boca sólo para bajar un poco más, besar y lamer esos pequeños y hermosos senos de azúcar. ELLA dejó escapar un gemido mientras SUS manos le pedían a ÉL: No te detengas. Sin pensarlo, ellos estaban excitados.
“Sigamos otro día, ha sido suficiente por hoy” dijo ella mientras ÉL bajaba un poco más.
“Está bien, cariño” respondió él mientras ELLA se quitaba lentamente el pantalón.
Era noche y ellos se fueron a dormir, mientras ELLOS se fundían con pasión en el excitante sueño nocturno.
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