La Extranjera

Estaba ahí... vagando por callejones vacíos que no tenían mi nombre por ninguna parte.

¿Triste?¿Solitaria?¿Extranjera?¿Confundida? Quizás un poco.

Tanto tiempo a su lado, tantos años de confianza,tantas cosas que no se han dicho.

Ella había dado a cambio de un efímero infinito una pieza importante en el rompecabezas que yo, quizás, nunca llegaré a comprender.

Pero así es ella, apostando siempre a sus instintos, siendo el pilar más fuerte para sostener algo que, quizás, llegue a derrumbarla.

Y ahí estaba ella, caminando entre dudas inmortales, dudas de esas que escaman hasta a la más fuerte voluntad.

Detrás de ella marchaban pasados turbios; a sus lados, preguntas incoherentes; bajo ella, la esperanza de hallar un no-sé-qué que atraía su pesado mirar; sobre ella, el sol que, brillando hasta más no poder, trataba de mostrar que en el suelo no había más que suelo. Frente a ella... no le interesaba.

Con suerte, algún día la lluvia cubra al sol y ella por fin mire que siempre después de una tormenta, el sol seguirá ahí.

Con suerte, ese día llegará y ella dejará de huir, y empezará a mirar.

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