Mascota

Nunca fuimos compatibles, pero no nos podíamos separar.

Él siempre estuvo ahí desde que tengo memoria. Siempre me cuidó, siempre me apoyó en todo; me llevó hasta donde estoy ahora. Pero nunca nos quisimos, nunca nos deseamos.

Él siempre fue violento y frío. Nunca lo vi sonreír ni decir nada agradable. Él siempre fue detestable. Pero yo estaba ahí, tratando de animarle con trucos que aún ni se imaginaban. Pero todo era en vano. Me tomaba del cabello y me estrellaba contra el piso, me hacía pedir perdón mientras clavaba sus nudillos en mis mejillas.

Pero no podía dejarle. Sin mí, él simplemente se suicidaría; y yo sin él no soy más que una sombra que se desvanece con el sol.

Yo era su mascota, su puta barata, y eso empezó a cansarme, pero una no puede alejarse de lo necesario. Estaba atada a la existencia de ese monstruo.

Pero llegará el momento de la separación, aunque su muerte signifique la mía pues, somos unos sólo y vivimos en la misma cabeza.

Imagen: Grec Rojas

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