Nube
El era ciego. Siempre lo fue. Él no podía ver nada y, aún así, veía cosas que los demás no.
¿Quién se fijaría en unas manos débiles o en unos ojos tristes? ¿Quién si no aquel que no podía ver la tristeza o la debilidad?
Él veía la belleza de unas manos suaves y delicadas, de unos ojos grandes y perfectos. A él no le importaba si los demás decían que ella no era bella como una modelo. A él le importaba que ella sonreía a pesar de eso.
Ella era sus ojos y él... ¿Qué era él de ella? ¿Una inspiración? ¿Un motivo? ¿Una carga? Nadie lo sabía, pero ellos eran felices.
Él tenía una sonrisa oculta bajo el polvo de una triste realidad, y ella tenía, ahora, una sonrisa de verdad.
Pero él seguía siendo ciego, encerrado en su propia irrealidad de cosa que sólo él podía ver.
¿Cómo elegiría el anillo de bodas indicado? ¿Cómo sabría si ella brilla más con el sol o con la luna?
Él era ciego, una realidad que ni la más bella poesía podía ocultar.
No importaba si él se esforzaba por hacerla sentir bella, ella decía que él no sabía de eso.
No importaba si él se esforzaba en hacerla sentir que su voz era preciosa, ella decía que era lo único en lo que se fijaba.
Un día ella le dijo que él la veía con ojos de amor. Él dijo que no podía ver.
"Exacto" dijo ella.
¿Quién se fijaría en unas manos débiles o en unos ojos tristes? ¿Quién si no aquel que no podía ver la tristeza o la debilidad?
Él veía la belleza de unas manos suaves y delicadas, de unos ojos grandes y perfectos. A él no le importaba si los demás decían que ella no era bella como una modelo. A él le importaba que ella sonreía a pesar de eso.
Ella era sus ojos y él... ¿Qué era él de ella? ¿Una inspiración? ¿Un motivo? ¿Una carga? Nadie lo sabía, pero ellos eran felices.
Él tenía una sonrisa oculta bajo el polvo de una triste realidad, y ella tenía, ahora, una sonrisa de verdad.
Pero él seguía siendo ciego, encerrado en su propia irrealidad de cosa que sólo él podía ver.
¿Cómo elegiría el anillo de bodas indicado? ¿Cómo sabría si ella brilla más con el sol o con la luna?
Él era ciego, una realidad que ni la más bella poesía podía ocultar.
No importaba si él se esforzaba por hacerla sentir bella, ella decía que él no sabía de eso.
No importaba si él se esforzaba en hacerla sentir que su voz era preciosa, ella decía que era lo único en lo que se fijaba.
Un día ella le dijo que él la veía con ojos de amor. Él dijo que no podía ver.
"Exacto" dijo ella.
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