Princesa rota

Dedicado a quien nunca tendrá la curiosidad de leerme.

Este es el cuento de una princesa, una muy bella que irradiaba luz a su paso.

Ella era como el cuento de el ruiseñor y la rosa. La rosa ya era roja, el ruiseñor ya estaba muerto; el cuento ya estaba escrito. Ella ya estaba tan escrita y detallada que sus lagrimas ya estaban talladas en su piel, erosionando su corazón.

Ella era hermosa, no hay duda, a pesar de tener rota hasta la sombra. Incluso la más filosa de sus esquirlas era preciosa hasta el infinito.
el
¿Cuándo empezó a romperse esta preciosa princesita de porcelana? Ni ella lo sabe. Sólo se sabe que mientras más se enamoraba, mientras más sentía, más se rompía.

Al encontrarla yo no supe más que hacer, pues al intentar amarla con todas mis fuerzas, terminé rompiendo su moral de cristal haciéndola dudar de su propia voluntad.

Dejo en las manos de Dios, pues, su delicado porvenir, pues sé que sólo Él puede encontrar las preguntas correctas para sus preguntas.

Dejo en las manos de Dios, también, que ella algún día perdone mis buenas intensiones y, si se me concede el capricho, que el viento la traiga de vuelta conmigo con un libro en la mano que diga: El Ruiseñor Y La Rosa. Manual De Instrucciones.

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