Fin del mundo

Estamos parados al borde del final de los tiempos, tomando un café y contando chistes baratos de mal gusto.

El cielo se está cayendo en forma de lluvia fría sobre multitudes que arden en frases repetidas incansablemente.

Y aun teniendo un final inminente frente a nosotros, la misma nieve que salía de tus labios hace tanto tiempo sigue fluyendo con la misma intensidad que hace tantos antieres.

Accede un poco y déjame escalar esos copitos de nieve para llegar a tus labios y, en un solo beso, robarte las palabras que ya no necesito decirte.

Así no nos extrañaremos cuando, en el mundo que conozcamos, nos volvamos extranjeros.

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