Sombra

Hoy descubrí que tengo una sombra.

Mas no es una sombra de esas que todos tienen -sombras de juguete-, sino una sombra de verdad, de esas que pesan en el alma y te apuñalan por la espalda.

No sé cuando empecé a tener esta sombra, o cuando dejaré de tenerla, pero siento como si cada día se hiciera más larga con cada mentira que llega a pasar por mi mente.

Es como si algún día fuera a ser tan grande que la vería junto al sol, frente a mi.

Sin embargo ella (mi sombra) es una parte de mi, una compañera que ha estado conmigo en los momentos más felices -a través del mundo- y en lo más tristes -a través de mis noches-.

Descubrí que la tenía cuando intenté saltar a ese sueño que, antaño conseguía con mucha facilidad, y no alcancé tenerlo por más que pude. Salté y brinqué, pedí ayuda incluso, pero el sueño seguía en calidad de inalcanzable.

La sombra que me cargo es realmente pesada, ya que se ha alimentado de cada momento triste, cada sonrisa rota y cada pedazo roto de mi corazón.

Y como postre, se alimenta de cada mentira dicha, cada palabra falsa, cada error encubrido, cada verdad oculta y cada beso dado a las personas a las que no debería dar prácticamente nada.

Y ¿por qué debería hacer todo eso?. Yo no lo hago, yo no lo hice ni lo haré. Pero no puedo dejar a una criatura tan hermosa como ella morir de hambre, incluso cuando sé que después saltará sobre mi y me morderá hasta los huesos.

Hoy descubrí que tengo una sombra. Y esa sombra me gusta.

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