De príncipes y morrillos

Ya no podré más volar contigo, pues te has llevado hasta la última pluma que quedaba en mi ser.
Ya no puedo más con la absurda paradoja de fingir que estoy bien cuando me preguntas y te respondo la verdad con un nudo en la garganta, pues me duele confesarte que me siento bien.
Ya no puedo ofrecerte más de lo que ya te he dado y aún así quiero que tengas más.

Ya no puedo decir que te pierdo porque no te tuve, mas tampoco puedo decir que me marcho porque de alguna forma seguiré aquí.

No te voy a mentir, te voy a echar mucho de menos. Tus manos y tu cabello, tus ojos y tu nariz, tu voz y tu sonrisa, esa manía tuya de sonreír cuando te ponías nervioso. Todas esas bellas virtudes tuyas están ya grabadas en la dura corteza de mi destrozado corazón.
Pero tampoco voy a sufrir el dejarte ir.

Me voy a tomar unas copas de alegría con tu recuerdo y le leeré los te amo escritos con tinta vieja y tabaco barato, esos te amo que algún día nos dijimos y que, siempre sinceros, pertenecen más al tiempo que al espacio; pertenecen más al era que al es.

Voy a acostarme con el recuerdo de tu cuerpo en otras camas y después, ya harto de sexo gastado, consolaré el recuerdo de tu alma con el amor que nunca me tuve.

No voy a dejar que tu lugar lo ocupe alguien más, tranquilo, pues el pedazo de mi corazón en que siempre estuviste sigue contigo. No necesitas devolvérmelo, no te voy a quitar lo que por derecho es tuyo.

Tampoco pienses que ya no me importas o ya no te quiero, porque no es verdad. Siempre serás parte de mi pensamiento aunque duelas, pues te volviste parte de mi ser al darme parte de tu amor. Pero ya no voy a insistir entrar a la fuerza en un lugar al que ya no pertenezco.

No quiero que te sientas mal, pues esto no es una despedida, mucho menos un hasta luego. El mundo gira y no se detiene, sé que en algún momento volveremos a coincidir, y estaré agradecida de volver a encontrarte. Mientras tanto te dejo una carta, mil sentimientos y un hasta luego.

- Diana Canales

Comentarios