Escafandra estelar

Este era un astronauta enamorado de la mar.

Arrecifes de corales y moluscos arcoiris, tesoros de piratas y esculturas de sal. La belleza se desborda en las playas y el misterio se esconde en sus abismos.

Allá en el fondo oceánico se quitan los tapujos las verdades de la vida y descansa en el lecho de Neptuno la hermosura cobijada con tiniebla.

Incluso lo más aterrador de las más profundas fosas resulta sublime si se ve desde la oscura inmensidad del vacío.

Pero ¿Qué va a saber un hombre de las estrellas? tan alejado de todo y tan cerca de nada.

Vacío y frío al rededor, duda y tristeza en el interior.

¿Estrella? ¿Lunas? todo es tan lejano y peligroso, todo es absurdo e irrelevante.

La vida no es tinta indeleble en el abrumador mar del espacio. La bóveda celeste no es más que un dibujo y la palabra de Dios un libro.

Era un astronauta a la deriva enamorado de la mar.

Un poeta enamorado con su escafandra estelar.

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