Flor

Es frío afuera y el sol no deja pista de su presencia.

La luz ha abandonado el cielo y el azul se ha tornado de acero. Es enero afuera.

Entonces te veo y el mundo se quiebra con tu estruendoso silencio.

Un par de palabras en los labios y 724 letras en tus ojos. Es el misterio que se esconde en tu mirada el que prende fuego a mi invierno y lo convierte en, no sé, algo más lindo.

Ayer eras mi secreto y, ahora, eres mi confesión.

No hay momento en que no pasen por mi mente las seis letras de tu nombre, aquel nombre que de un momento a otro dejó de ser tal vez y se volvió quizás.

Sin embargo la sombra se apodera de mi ser y las dudas atacan los poemas que aún no te he escrito.

No es tu silencio, sino la ausencia de tus palabras las que incrustan una pregunta en mi mente: ¿Tienes el mismo miedo que yo a que el pasado se repita?

El cielo deja de ser azul de nuevo, más no se torna gris, sino blanco.

El pasado rompe la voluntad de las personas de tal forma que ni Dios ni María pueden enmendarlos. Se vuelven locos.

Pero si yo te gusto como tú me gustas, entonces no estamos tan rotos como para no intentarlo.

Entonces las nubes pasajeras se esfuman.

Tomo el valor...

Y pregunto...

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